El protocolo de caza para agentes forestales presentado por el consejero de agricultura tiene graves deficiencias. Carece de asesoramiento técnico por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de los medios de protección personal exigidos por Inspección de Trabajo y del respaldo de las organizaciones sindicales. Además nace huérfano de dotación presupuestaria.